lunes, 12 de marzo de 2012

Tristeza

Curioso pensar, frente a la mujer de siempre, que la tristeza no es el puente que un día imaginé me permitiría cruzar a su orilla, ni el lenguaje común con el que una vez juntos, románticos incurables, construiríamos un lugar en el mundo más bello y significativo... Curioso descubrirse uno mismo, en cambio, torpe, inhábil para la tristeza ajena, desprovisto de palabras con las que abrazarla; cómplice al cabo del silencio embarazoso con que correr un velo de apariencias sobre una efusión que nunca llegará a producirse, unas lágrimas que no llegarán a derramarse...

Cuesta sostenerle la mirada a una tristeza tan cercana, se aprenderá entonces, recordando con nostalgia anticipada aquellas tristezas librescas que sólo servían para acercarse -para pensar en acercarse- a tantas bellas desconocidas entrevistas al paso, a las que era inevitable imaginar un peso casi dulce en el alma, una suave pena bailando en la comisura de los labios...

7 comentarios:

  1. José Luis Muñoz exposito13 de marzo de 2012, 6:46

    Belleza. Simplemente y nada menos que eso.

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  2. Me gustaría poder leer estos curiosopensares sin el conocimiento de lo que hay detrás, sin saber nada, nada de nada acerca de la "mujer de siempre" a quien el autor se dirige. Sólo como un ejercicio literario...

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  3. No asumas tan fácilmente que "la mujer de siempre" es quien tú piensas... Pese a la rotundidad de la expresión, hay varias candidatas a adueñarse de esa etiqueta.

    Por otro lado, te animo a olvidarte de las circunstancias personales que rodean la escritura de estos textos (y que conoces bien) y a tratar de leerlos como pura ficción; o, mejor, como atisbos que podrían atañer a cualquier lector, a su propia experiencia...

    Gracias a todos.

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  4. La melancolía poética como último refugio ante un mundo demasiado banal. Una manera de "trascender" tan lícita como cualquier otra ;-D

    Cuando leo tus textos, recuerdo otros momentos de nuestra amistad más románticos y menos enfangados. Entonces me entran ganas de desempolvar el viejo "Changelling" y jugar una buena partida donde nos preguntemos unos a otros ¿Dónde quedó el Ensueño?

    Seguimos leyéndonos (siempre).

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  5. Espero que algún día juguemos esa partida, amigo. Estoy seguro de que llegará el momento de mirar a nuestro pasado compartido, no a la época en la que todo sucedió (eso sería más bien ahora), sino a cuando todo parecía que (aún) podía ocurrir.

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