La imagen de mí mismo en un café, escribiendo; imagen con una ya larga tradición, desde aquellas primeras, vacilantes incursiones en uno u otro café añejo -todos ya clausurados, sustituidos por sucursales bancarias sustituidas por bares de moda- donde pasaba la mitad del tiempo elaborando y escenificando complejas justificaciones -que nadie, por otro lado, me pidió nunca- para esa aparente anomalía que con los años ha acabado resultando natural... Esa imagen-refugio, que resume todo lo que quiero saber de mí a veces; una figura sin contexto, sin pasado anterior a su entrada por la puerta del café, puro músculo narrativo presto a saltar sobre el papel a poco que la mirada se le prenda en cualquier cosa digna de ser narrada, o la "otra" mirada se le extravíe en algún recuerdo o fantasmagoría que exija con urgencia ser puesta en palabras... No ser más que eso, enajenando la carga del yo en los otros: he ahí la felicidad.
Huelga decir que no soy el tipo de la foto, eh?... Puedo ser caduco, pero no rancio.
ResponderEliminarLe falta tu apostura.
ResponderEliminarPues creo que es Jardiel Poncela... :-S
ResponderEliminarImagen muy alentadora que he tenido el privilegio de
ResponderEliminarcontemplar in-situ. ;) A por esa materia narrativa!
Jejeje, me pillaste con las manos en la masa... Me gustaría decir que llegaste en medio de la escritura de algo trascendente... Pero sólo estaba haciendo tiempo hasta que llegaras ;-)
ResponderEliminarBesos!