Cuesta sostenerle la mirada a una tristeza tan cercana, se aprenderá entonces, recordando con nostalgia anticipada aquellas tristezas librescas que sólo servían para acercarse -para pensar en acercarse- a tantas bellas desconocidas entrevistas al paso, a las que era inevitable imaginar un peso casi dulce en el alma, una suave pena bailando en la comisura de los labios...
Una colección de minúsculos extrañamientos, epifanías de bolsillo, miradas al paso con las que el pensamiento avanza, quizá a ninguna parte, encerrado en el laberinto interior de una polisemia: curioso pensar, este pensar curioso...
lunes, 12 de marzo de 2012
Tristeza
Curioso pensar, frente a la mujer de siempre, que la tristeza no es el puente que un día imaginé me permitiría cruzar a su orilla, ni el lenguaje común con el que una vez juntos, románticos incurables, construiríamos un lugar en el mundo más bello y significativo... Curioso descubrirse uno mismo, en cambio, torpe, inhábil para la tristeza ajena, desprovisto de palabras con las que abrazarla; cómplice al cabo del silencio embarazoso con que correr un velo de apariencias sobre una efusión que nunca llegará a producirse, unas lágrimas que no llegarán a derramarse...
Cuesta sostenerle la mirada a una tristeza tan cercana, se aprenderá entonces, recordando con nostalgia anticipada aquellas tristezas librescas que sólo servían para acercarse -para pensar en acercarse- a tantas bellas desconocidas entrevistas al paso, a las que era inevitable imaginar un peso casi dulce en el alma, una suave pena bailando en la comisura de los labios...
Cuesta sostenerle la mirada a una tristeza tan cercana, se aprenderá entonces, recordando con nostalgia anticipada aquellas tristezas librescas que sólo servían para acercarse -para pensar en acercarse- a tantas bellas desconocidas entrevistas al paso, a las que era inevitable imaginar un peso casi dulce en el alma, una suave pena bailando en la comisura de los labios...
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Pero no os acostumbréis, eh? ;-P
ResponderEliminarBelleza. Simplemente y nada menos que eso.
ResponderEliminarGracias Julio.
ResponderEliminarMe gustaría poder leer estos curiosopensares sin el conocimiento de lo que hay detrás, sin saber nada, nada de nada acerca de la "mujer de siempre" a quien el autor se dirige. Sólo como un ejercicio literario...
ResponderEliminarNo asumas tan fácilmente que "la mujer de siempre" es quien tú piensas... Pese a la rotundidad de la expresión, hay varias candidatas a adueñarse de esa etiqueta.
ResponderEliminarPor otro lado, te animo a olvidarte de las circunstancias personales que rodean la escritura de estos textos (y que conoces bien) y a tratar de leerlos como pura ficción; o, mejor, como atisbos que podrían atañer a cualquier lector, a su propia experiencia...
Gracias a todos.
La melancolía poética como último refugio ante un mundo demasiado banal. Una manera de "trascender" tan lícita como cualquier otra ;-D
ResponderEliminarCuando leo tus textos, recuerdo otros momentos de nuestra amistad más románticos y menos enfangados. Entonces me entran ganas de desempolvar el viejo "Changelling" y jugar una buena partida donde nos preguntemos unos a otros ¿Dónde quedó el Ensueño?
Seguimos leyéndonos (siempre).
Espero que algún día juguemos esa partida, amigo. Estoy seguro de que llegará el momento de mirar a nuestro pasado compartido, no a la época en la que todo sucedió (eso sería más bien ahora), sino a cuando todo parecía que (aún) podía ocurrir.
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