martes, 25 de octubre de 2011

Se acerca el invierno...

El frío sana, consuela, refugia; desdibuja la realidad, le redondea las aristas más afiladas, le cambia la fisonomía hasta hacerla (felizmente) irreconocible. Vuelve el tiempo de los cafés y el mundo en las ventanas, la leve ensoñación en la que perder de vista la vida y los amores no correspondidos (el primero, el amor no correspondido por la vida), la literatura como bálsamo con que enjugar las heridas recaudadas en la reciente, veraniega trifulca con la realidad... Brilla la posibilidad de un nuevo comienzo; uno de tantos, siempre por estas fechas, circunscritos al ámbito de la mirada, de la narración interior con que uno se va contando, casi deshilachando... Soltando lastre, en alas de este invierno (en esta ciudad sólo existen dos estaciones: un verano largo y achicharrante y un invierno suave que más parece un otoño prolongado) que se acerca inminente...

2 comentarios:

  1. Vuelve el tiempo de los cafés y el mundo en las ventanas... Amigo, es la mejor definición del otoño que he leído nunca.

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