miércoles, 29 de diciembre de 2010

The haunting


Unas pocas horas en las que el amor y el deseo bailan su danza siempre mortal pueden ser suficientes para trastocar toda una geografía de lo cotidiano: la del ámbito que cansada, desganadamente se habita a diario, los insípidos espacios comunes de una oficina (pasillos, salas de reuniones, lugares de tránsito apenas a los que nunca se les dedica una segunda mirada)... Ahora en cambio, al recorrerlos, se podrá apreciar sobre ellos -como imágenes borrosas y semitraslúcidas haciendo rielar el fondo de pladur y yeso- las escenas que el recuerdo invoca y que, literalmente, embrujarán los días subsiguientes en la oficina para quien así las vivió y ha quedado maldito por ellas: el feliz cadáver que dejaron a su paso unas palabras disparadas al corazón, mientras la asesina se perdía entre la multitud festejante; el brillo rojizo como la sangre de una cabellera que la víctima, recién resucitada, buscará una y otra vez entre el borroso mar de figuras, sin terminar de asirlo nunca; la huella imprecisa -imprecisa, sólo, en el recuerdo- de un tacto, al fin, presuntamente inocente, pero que ocultará en cambio la radical culpabilidad del amor...

3 comentarios:

  1. ¿Alguien sabe el número de teléfono de un cazafantasmas?...

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  2. Para qué lo quieres, si ya tienes el número del fantasma...

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  3. Bello fantasma, a fe mía... Con espíritus así, uno querría ser medium a tiempo completo ;-)

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