domingo, 6 de marzo de 2011

"Insomnio" (Fernando Luis Chivite)

Otro vistazo desesperanzado, pero paradójicamente luminoso, al fin de la juventud y el ingreso definitivo en la edad adulta (o lo que es lo mismo, la asunción de nuestra caducidad y de la inevitable sangría de pérdidas que conlleva el paso del tiempo). Con un tono nocturno, insomne, pero como digo, a la postre, luminoso. La sensación final es de que, pese a todo, no existe tragedia; sólo vida, reticente a plegarse a nuestros deseos, a nuestra perenne e irrenunciable necesidad de darle forma y buscarle sentido...

No hay salvación posible. Esto empieza así. No hay salvación. Hablar de esperanza es una estafa. Y la memoria tampoco supone en realidad ningún consuelo, puesto que, como todo el mundo sabe, es un mecanismo veleidoso y, en consecuencia, muy poco fiable.

En otras palabras, perdimos la eternidad. Perdimos la felicidad del eterno retorno. El futuro no nos pertenece y en cualquier caso, es aterrador. El pasado, por supuesto, pasó. Se esfumó. Y los recuerdos, como digo, acaban inevitablemente transformándose en algo ilusorio. Y hasta perverso. Una mercancía demasiado manoseada, cuando no algo peor.

Pero estamos aquí. Seguimos aquí, ésa es la verdad. Y no quisiera dar la impresión de que pretendo adoptar un tono demasiado abrumador. Al fin y al cabo, ha vuelto a amanecer. El sol brilla otra vez en el cielo azul y una suave brisa agita la alameda.
(.......)

2 comentarios:

  1. Todo terminará, algun día, para cada uno de nosotros, pero en realidad ahí sigue todo igual, los coches seguirán pasando en la carretera, los pajaritos seguirán volando y posando alegremente haciendo temblar las hojas verdes de los árboles, por entre las cuales se filtran los templados rayos de sol... ves el panorama? Curioso, o curiosa me ha dejado.

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  2. Tu comentario me recuerda un fragmento de la novela "Una habitación propia", de Virgina Woolf, que leí hace unos años; en él, la autora hablaba de una peculiar forma de inmortalidad, que consiste en empaparse de mundo e imaginar que el mundo sigue adelante sin uno, lo sobrevive a uno, lo prolonga de alguna forma... Como si uno, o su esencia, siguiera presente en ese mundo que no deja nunca de andar.

    Este libro es más mundano, se encarga de otras inmortalidades, las que se pierden al crecer y hacerse adulto... Estaré encantado de dejártelo si despierta tu curiosidad ;-)

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