martes, 3 de enero de 2012

Secuestro (Deseo, 17)

Tras soñar con la mujer (que, con implacable lógica onírica, cambiaba de rostro tomando alternativamente el de una u otra de las mujeres que habían ocupado su pensamiento más reciente), sintió que ya no necesitaba a la mujer real (a ninguna de ellas); al fin, tras tanto pataleo, tanto empeño estéril, había conseguido llevárselas a todas -en su propia y onírica versión del rapto del serrallo- al reino del que él, o su subconsciente, era amo absoluto...

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