Una colección de minúsculos extrañamientos, epifanías de bolsillo, miradas al paso con las que el pensamiento avanza, quizá a ninguna parte, encerrado en el laberinto interior de una polisemia: curioso pensar, este pensar curioso...
viernes, 12 de noviembre de 2010
Mujeres diciendo NO
La primera vez que una mujer te hace el valioso regalo de su indiferencia; ese día puedes cargar con el peso del mundo sobre tus hombros, vencer a todos los gigantes, subir a cualquier cima inaccesible, en una paradoja sólo aparente que se explica en el vuelco apasionado hacia todo aquello que no sea la mujer esquiva, el mundo entero del que "sólo" habrá que recortar su silueta, y que quedará, a la vez, huérfano de gracia y lleno de resplandores. Después, cuando pasen los años y las negativas se acumulen, este impulso, como todos, se irá difuminando y quedará enrarecido, y uno se sorprenderá echando de menos la pureza de aquellos primeros rechazos, que bautizaban el mundo cada vez para hacerlo de nuevo habitable para un yo herido, como la lluvia deja el mundo listo para ser vivido siempre, de nuevo, por primera vez...
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Desde luego, cuando una mujer te rechaza, lo mejor es tocar la Flauta de Apolo, como hace Hércules.
ResponderEliminarLa elección de la ilustración es perfecta. Hercules despechado por una oficinista marisabidilla invocando la flauta de Apolo!
ResponderEliminarGreat again
Veo que no se os ha escapado el simbolismo fálico de la dichosa flauta (flautita, para ser Hércules)... Lo admito, la elección de la imagen ha sido un poco "juguetona", pero no está mal de vez en cuando ponerle un puntito macarra a tanta solemnidad...
ResponderEliminarAparte de la chistosa imagen, creo que la entrada es muy interesante. De nuevo vuelves a sugerir que se puede convertir la impotencia o el deseo frustrado en combustible para vivir con intensidad. Pero, como también dices, todo tiene su época y la acumulación de negativas tiene como consecuencia que se inhabilite ese impluso. Una nueva entrega de tu particular "Teoría del deseo".
ResponderEliminarSigue por ahí. Enhorabuena.
Discrepo del fondo aunque celebro la forma (impagable viñeta). En todo caso el subidón se produciría cuando la negativa se intuye pero aún no ha sido formalizada (verbalizada), cuando todavía queda un resquicio de imposible victoria.
ResponderEliminarAgustín, diríase que nunca te han dicho que no (cosa que todos sabemos no es cierta, jeje)... Cuando barruntas el no, estás en un estado de ansiedad enorme, deseando que se manifieste de una santa vez y al menos te quedes tranquilo (mmmm, me recuerda una infausta noche en La Leyenda...). Cuando ya lo tienes (el no, digo) es cuando tienes que aprender a vivir con ello; es decir, a vivir en un mundo (un plano de la realidad) en el que la mujer amada no se dejará amar; y para eso hay que, como mínimo, destruir el mundo y volverlo a reconstruir...
ResponderEliminarEn realidad estamos más bien de acuerdo, me parece. Lo más chocante es cuando no te dicen que no aunque sea que no. Pero ya nos lo advertía Aute: "hay mujeres que ni cuando mienten dicen la verdad".
ResponderEliminarEnciéndanse las alarmas ("¡¡escríbase!!" ;-)... Alguien ha mencionado la palabra "Aute" en este blog... ("y de pronto, el número de visitas cayó misteriosamente hasta cero")
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