domingo, 7 de noviembre de 2010

Plegaria del extranjero


"Qué feliz sería -pensó- caminando por estas mismas calles, entre estas gentes amables... si ésta no fuera mi ciudad". ¿Puede ser la extranjería el estado natural de alguien? ¿Cómo ser extranjero en la ciudad de siempre? Al pasearla, una firme decisión de la mirada "restaría" el conocimiento de las cosas, las desposeería de su nombre, olvidando convenientemente todo aquello que han significado, bueno o malo, para verlas de nuevo vírgenes, promisorias, llenas de posibilidades; para verse uno mismo vacío, extranjero, una tabula rasa sobre la que escribir una nueva vida. "Quizá hubo un tiempo -seguiría diciendo el personaje- en que me enamoré de las frías noches solitarias en alguna otra ciudad; y ahora extraño esa mordedura, ese tipo peculiar de intemperie, esa poesía a la que no todos los oídos son sensibles..."

4 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo con el señor Soares. Estos últimos fragmentos tienen mucha calidad. ¿Para cuándo una muestra de ese "Libro negro de la Ciudad? Me muero por leerlo.

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  2. Paciencia, hay mucho curro por delante hasta que pueda presentar una muestra aceptable... Al ser un trabajo a fragmentos, avanza desordenadamente, no es como la escritura de un libro tradicional. Pero en cuanto tenga algo, te lo paso (como siempre). Un abrazo.

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