lunes, 1 de noviembre de 2010

En un café, 3

En ocasiones, sentir cómo la simple aparición de una mujer desconocida en escena, invadiendo con su presencia poderosa éste o aquel ámbito cotidiano, dispara al momento toda una línea temporal alternativa: aquella que nos uniría a la mujer en una vida otra, y de la que se recortan, en el breve instante de una mirada magnetizada, tres o cuatro imágenes fulgurantes, certeras, que nos hablan de quiénes seríamos si la amáramos... El atisbo de las otras vidas posibles, así, que reconocemos secretamente, con un relámpago de certeza impropia -enseguida, apartando la mirada con timidez para volver al yo huraño de siempre-, todos los días.

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