Un Sporting de Gijón-Betis en la tele, en un sábado de fútbol de los de antes, con mi padre, tras un día entero fotocopiando libros de texto de Psicología (mi futura, frustrada carrera) en una oficina solitaria de una nave industrial; la fragilidad, el temblor del camino elegido que ha hecho tanto daño a mis padres, su apoyo pese a todo, todo pesa en esa noche frente a la televisión, viendo un partido intrascendente, donde los comentarios banales sobre cualquier jugada me permiten tender puentes (de cariño, de agradecimiento, de miedo al cambio inminente) con mi padre.
Estos últimos -especialmente Fragmentos,3- son muy distintos a lo que conocía de ti. Me ha sorprendido leerte algo con ese tono desenmascarado, melancólico. Fragmentos-3 tiene la marca Landero -tómalo como un alago- y rompe la distiancia de seguridad con el lector. Excelente.
ResponderEliminarGracias, es cierto que me ha costado colgar estas últimas entradas, son un paso en una dirección distinta, no sé si legítima dentro de este blog(aunque las reacciones me indican que sí). Te compro lo de Landero, cómo no... Y en cuanto al tono melancólico, es ya una imagen de marca, incluso tengo a un lector habitual que me acusa de estar conduciéndolo a la depresión... ;-P
ResponderEliminar¿Hay literatura fuera de la melancolía, la depresión o la angustia? Persevera amigo, estás en el camino.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con el Sr. Soares: estás en el camino. Con "Fragmentos" estás haciendo literatura de tu experiencia más directa, de tu vida cotidiana. Te alejas de la especulación literaria para entrar en el espacio del puro recuerdo. Me parece un camino interesante, igual de válido que los anteriores que has transitado.
ResponderEliminarMe gusta mucho, Julio, el tono desenmascarado de este fragmento, quizás por ser rara avis en lo que recuerdo de tu literatura. Me gusta porque tu indudable capacidad técnica llega así impregnada de un sabor y una autenticidad nueva y poderosa. Los escritores, aficionados o no, debemos ser conscientes que escribir es desnudarse (y flagelarse, crucificarse, ponerse coronas de espinas... y caer en todas las tentaciones)
ResponderEliminarGracias por tantos honores que me haceis... Pero me da que pensar que la entrada más apreciada sea una rara avis, un momento en el que excepcionalmente me quito la/s máscara/s. ¿Es esto lo que pide "el público"?... ;-P
ResponderEliminarJose, me encanta eso de "caer en todas las tentaciones"... Me recuerda un aspecto lúdico de la escritura, un dejarse llevar por la propia inercia del hecho de escribir que hace tiempo no experimento...
Sin embargo, amigo Julio, a mi no me sorprende el tono "melancólico desenmascarado", que creo que siempre ha estado -junto al romanticismo postmoderno- presente en tus escritos. Esta entrada me ha traido recuerdos lejanos con sabor a domingo, siendo un niño, fascinado por el wisky con hielo que mi padre se preparaba viendo el futbol, el olor a madera vieja del Chivas Regal, el tintineo de los hielos y esas ondas fantasmales que el deshielo dibujada en el licor...
ResponderEliminarEnhorabuena
Yo tambien recuerdos domingos de los de antes viendo un partido intrascendente con mi padre. Hagámoslo mientras podamos, estimado Julio.
ResponderEliminarPues yo recuerdo noches de viernes viendo NBA en el mítico "Cerca de las estrellas".
ResponderEliminarEstá bien a veces, estimado Julio, despojarse de los disfraces del estilo y la retórica para limitarse a contar algo de factura tal vez menor, pero más "auténtico", por así decirlo. Fíjate que con eso has logrado evocar una cascada de recuerdos entre el respetable.