El mundo comienza de nuevo, cuando el milagro de la representación lo vuelve a poner en marcha; es entonces cuando se hace realidad aquello de "todo lo que fue, es". La representación nos hace libres, nos reúne en un esfuerzo común; hay que unir mis palabras, tus palabras, al empeño quimérico por construir realidades sobre la realidad, confundirlas con hermosas ficciones, encarnaciones de viejos y nuevos mitos. Toda representación es pues un empeño noble, prestigiado por el aura de su generosidad esencial, su heroica intención de competir con el mundo. Escritores, enseñadnos que hay mucho más de lo que vemos, para que en adelante lo veamos con nuestros propios ojos; que este nuestro breve paso por la tierra sea una fiesta llena de historias y colorido, de voces cantando a lo que nunca fue...
Elegíaco.
ResponderEliminar...Y sin embargo optimista. O eso quiero pensar.
ResponderEliminarCuando avanzo en la lectura en la que estoy ahora enfrascado ("El Señor de los Anillos") me doy cuenta de ese milagro de la representación al que haces referencia. Cómo crear un lenguaje común, un mito nuevo que una los corazones de los lectores y embellezca su realidad. ¡Qué maravilloso sería poder escribir y describir una Tierra Media personal! En esos territorios te reencuentras con el niño, con el mundo en blanco y negro de la juventud. Es un buen refugio para épocas en gama de grises como ahora.
ResponderEliminar"que este nuestro breve paso por la tierra sea una fiesta llena de historias y colorido, de voces cantando a lo que nunca fue..." Ese es el objetivo del arte y la literatura. Dichosos quienes se dedican a llenar de valor y belleza la vida de los demás.
Bravo. Del maestro Tolkien cada vez tengo más claro que su gran mérito reside en el entusiasmo, en la capacidad casi heroica para levantar un mundo propio que tanto se presta a ser compartido por sus lectores. Pocos escritores son capaces de esta hazaña.
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