(Puedo vivir a apenas doscientos o trescientos metros de donde vivía; puedo recorrer el mismo camino a casa, hasta un punto concreto en el que tomo otra calle, paralela a aquella que me depositaba en el que fue mi efímero hogar; por los huecos entre los edificios y los tramos de carretera que conectan ambas avenidas espiaré aquel viejo camino, aquel recorrido final que es hoy la única diferencia, y creeré verme allá a lo lejos, ensimismado como siempre en cualquier curiosopensar; recordaré, entonces, lo que escribí un día de frío como éste...)
La vida puede ser apenas un puñado de calles al paso, un edificio combado por el viento y el frío, un hogar que echarse encima como una manta en la noche, las tiendas habituales en las que entretener el camino a casa... Cuando las calles y las tiendas y el edificio y el hogar cambian, podemos decir que se clausura una vida, una de tantas, y da comienzo una nueva; en cada uno de estos giros e intersecciones muere un yo, que había florecido al calor de esa vida, y cuya pérdida -una más- lloraremos brevemente, mientras la memoria empieza a cartografiar el nuevo camino que de nuevo habremos de olvidar algún lejano día...
Comprendo muy bien esta sensación que explicas. Ya sabes que no hace mucho que cambié de casa y empecé una "nueva vida". Lo positivo es que, a veces, este cambio es a mejor. Ejemplo: tu nueva casa es el lugar donde estás escribiendo este blog y tu posible primera novela ;-D
ResponderEliminarSeguimos leyéndonos. ¡Ahora más y mejor que nunca!
[Arrival of the Capital Champion] Estoy en una situación similar, pues vivo a "escaso" par de kms. de mi anterior residencia, y a veces mis pasos me conducen cerca del antiguo barrio, donde llevaba una vida bien distinta a la que llevo ahora (sobre todo en ciertos aspectos). Sin embargo, la metrópolis oculta bastante bien su segunda cara, esto es tan grande que a veces el recuerdo ni siquiera llega a aflorar, o lo hace con timidez para desaparecer al instante: como si aquí uno pudiera reinventarse con mayor facilidad, y fuera menos deudor de su pasado. En provincias, por el contrario, basta pasar cerca de cualquier "zona de dolor" para que los recuerdos se agolpen, ingratos, y hagan de las suyas.
ResponderEliminarEstáis consiguiendo que me sienta mayor. Muy bien Julio.
ResponderEliminarQuintín, ese era el objetivo ;-P
ResponderEliminarJavi, no sé si "mejor que nunca", pero desde luego, como hablamos, hacía falta recorrer todo este camino para depurar tantas ideas, despojarnos de pecadillos de juventud y acabar encontrando una síntesis perfecta de todo lo que había en potencia... No escribiría lo que escribo, sin haber escrito todo lo previo.
Agus, eso es lo que te envidio, la capacidad de olvidar convenientemente y empezar de cero simplemente transitando por calles distintas de la gran ciudad...