El malestar en la Generación X...
Hace unos años, caí en la cuenta de que todo el mundo a partir de una cierta edad sueña más o menos constantemente con una vía de escape a su vida. Ya no quieren ser los mismos. Quieren largarse. Esta lista incluye a Thurston Howell III, Ann-Margret, el elenco de Rent, Václav Havel, los astronautas del Space Shuttle y Snuffleupagus. Es algo universal.
¿Quieres largarte? ¿A menudo piensas que ojalá pudieras ser alguien, quienquiera que sea, diferente de quien eres? -¿esa persona que tiene trabajo y mantiene a la familia? ¿Esa persona que vive en una casa relativamente digna y que aún se esfuerza por mantener sus amistades?-. En otras palabras, esa persona que eres tú y que se va a quedar más o menos como está hasta que estire la pata.
No hay nada de malo en aceptar que yo soy yo o que tú eres tú. Y al final, la vida se hace bastante llevadera, ¿no es así? Bueno, ya me las arreglaré. Eso decimos todos. No te preocupes por mí. A lo mejor me emborracho o me pongo a hacer compras en eBay a las once de la noche y quizá me compre todo tipo de tonterías por las que ni siquiera me acordaré que he pujado a la mañana siguiente, como una bolsa de cinco kilos de monedas del mundo o una cinta pirata de Joni Mitchell actuando en el Calgary Saddledome en 1981.
He usado la expresión "de una cierta edad". Con ello me refiero a la edad que la gente tiene en mente. Suele ser treinta o treinta y cuatro años. Nadie tiene una edad mental de cuarenta. Por lo que respecta a la edad interior, los pelos de la barbilla y las marcas de la vejez no quieren decir nada.
(......)
¿Parezco un quejica?
Vale, quizá un poco.
En los momentos que yo llamo "gravedad cero", tener un buen libro que te "amarre", ayuda a mantener el campamento base a salvo.
ResponderEliminarPoco más que añadir...
Yo hablaría de la catarsis (por muy pueril que parezca a estas alturas) de ver reflejado tan crudamente lo que le roe a uno las entrañas... En tantos libros que muestran arranques inspirados como éste, entra uno con la ilusión de acabar entendiendo algo sobre sí mismo y de recabar alguna que otra respuesta... El primer objetivo se suele cumplir; el segundo, he descubierto con el tiempo, es imposible... El mérito de esos libros, el techo al que pueden aspirar, es el de ayudar a comprender, y plantear inteligentemente las mismas preguntas en las que uno agota su vida...
ResponderEliminarGela, pese a que no quieras añadir más, me gustaría saber de tus momentos de gravedad cero; hacia qué cielos flotas, y si realmente es preferible, en esos casos, amarrarte a la realidad.