Una colección de minúsculos extrañamientos, epifanías de bolsillo, miradas al paso con las que el pensamiento avanza, quizá a ninguna parte, encerrado en el laberinto interior de una polisemia: curioso pensar, este pensar curioso...
martes, 22 de marzo de 2011
Presunción de inocencia
Como aprendí leyendo a Handke, como bien sabía cierto siniestro contable sobre el que un día escribí, la salvación está en los otros; a condición, claro está, de que se les pueda conceder -en el espacio estricto de la mirada, único al que deben acceder- la presunción de inocencia (y cómo hacerlo, ay, cuando uno mismo, hecho y deshecho, sabido de memoria, mil veces traidor a su propia causa, ya no es merecedor siquiera del beneficio de la duda...)
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