sábado, 25 de septiembre de 2010

Ermitaño

Curioso pensar en los privilegios de una vida sin identidad, en sus peculiares placeres, sus cielos siempre por explorar. Es un camino en sí (aquel que desdeña todos los caminos), el que corresponde a un nuevo tipo de ermitaño urbano, dedicado a cartografiar el mapa siempre cambiante de las ilusiones (las ficciones ilusorias) de sus conciudadanos. La ciudad intercambiable, única, vivida como tal, habitada al paso; el trabajo gris y sin compromiso, valorado únicamente por su necesaria faceta integradora; la vida con apenas los vínculos imprescindibles... puede ser el contenido de una vida sin contenido, autosuficiente; una búsqueda continua del espacio en el que el escritor se convierte en escritura, una vez difuminados conveniente, alternativamente, todos los asideros limitadores de lo real. ¿Se puede vivir así?

2 comentarios:

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  2. Poder, se puede. Me temo sin embargo que los fragmentos obtenidos de experiencias limitadas no son suficientes para producir una ficcion ilusoria satisfactoria... es decir, para ser feliz y completo :)

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