domingo, 19 de septiembre de 2010

Libro negro de la Ciudad, 3


La Ciudad tiene una inmensa red de delatores, ratas de alcantarilla que la conocen mejor de lo que se conoce ella misma, que se mueven por sus entresijos y se ocultan en sus recovecos asistiendo a cada acto de vicio, a cada crimen deplorable... El detective, buscando pistas, los visita a todos, uno a uno, en una frenética carrera que lo enfrenta a la ciudad y que sabe de antemano sólo puede perder; una y otra vez descubrirá, en la oscuridad de habitaciones infectas o en portales húmedos y destartalados, que lo espera la ya acostumbrada forma de un cadáver con las órbitas vacías y la lengua arrancada; y, más allá, como esperando su llegada para dejarse oír, algo así como una risa indecible -pétrea, inhumana- que se aleja parsimoniosa de la escena del crimen...


2 comentarios:

  1. Sigues los pasos de China Miéville, tomando la ciudad como auténtico protagonista de tus historias. Buena idea lo de escribir textos pequeños que se enlacen. De hecho, ya has empezado con este blog...

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  2. ...Y espero que éste sea el proyecto con el que vuelva, por la puerta grande, al "ejercicio activo de la literatura"... Tras un concienzudo estudio de viabilidad, creo que es el único que me puedo permitir y, a la vez, me satisface. Gracias a la posmodernidad, por legarnos el reinado del fragmento...

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