Corporeizarse para ofrecerle un cuerpo a ella (que dulcemente enredar al de ella); uno que no se desvanezca a la primera contrariedad, que tenga el suficiente peso (en el mundo) para no echarse a volar a la menor ráfaga de viento; que transcurra en cambio sólidamente a ras de tierra, dejándose enredar aquí y allá por los zarcillos de una vida estable y definida junto a alguien...
Buena opción, avandonar el avatar virtual para encarnarse en el mundo físico. Salir de Matrix (mira que nos gusta recrearnos en el ensueño aún sabiendo que es sólo una larga cadena de ceros y unos) para asistir a una fiesta rave en Sión donde quizás haya una mujer esperándonos para bailar hasta el amanecer...
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