miércoles, 29 de diciembre de 2010

Deseo de noche

Dado que mis palabras recientes, en opinión de algunos, están más bien oxidadas (es lo que tiene aliñarlas generosamente con la pegajosa melaza del amor), os regalo esta vez las palabras de otro; es el comienzo de la novela Deseo de noche, del autor peruano Alonso Cueto, que, me da a mí, podrían suscribir alegremente algunos de mis lectores habituales...



Hasta entonces eso que llamo mi vida había sido un exilio impuesto por mi timidez y mi pudor. Siempre fui un individuo más bien apartado. Las personas como yo buscamos la seguridad que da el autodestierro pero nos vamos haciendo cada vez más vulnerables a nuestra postergada necesidad de amor. Mi soledad era una caverna en la que iba fabricando infinidad de sueños iluminados por la estrecha abertura que había dejado con el mundo. En el colegio tenía la fama de ser un hombre huraño pero algunos, como Carvajal, sabían que la secreta energía detrás de mis murallas había acumulado una necesidad de afecto que, a diferencia de lo que aparentaba, me había hecho vergonzosamente sensible a las tentaciones de cualquier forma de seducción.

Miraba con envidia a las parejas que se besaban en el parque y soñaba con historias fantásticas apenas me atraía una mujer, aunque fuera una transeúnte fugaz en una vereda. Los vicios de mi naturaleza soñadora me habían llevado a poblar mis noches en el apartamento con fabulaciones que prefiero no relatar. Las mujeres que alguna vez estuvieron conmigo aparecían borradas por la niebla de los recuerdos. La última de ellas, Lourdes, vivía un matrimonio próspero y no tenía mayores noticias de ella.

Quería apartarme de los seres humanos pero buscaba a una mujer concreta. Mi natural deseo de tocar un cuerpo y hablar con un alma en la oscuridad me empujaba hacia fuera. Todo hombre o mujer, en forma real o imaginaria, vive al menos una gran historia de amor, casi siempre infeliz, en su vida. Yo no había pasado por la mía y creo que eso explicaba lo que ocurrió, y cómo mi reacción, que quizá no hubiera tenido en una situación normal, me llevó a involucrarme en una historia que sólo ahora, tantos años después, me atrevo a ordenar.

(....)

Si queréis saber cómo continúan las desventuras de este narrador, sólo tenéis que buscar el libro en el catálogo de la editorial Pre-Textos...

4 comentarios:

  1. Casi mejor me lo prestas :P
    Tiene muy buena pinta, la verdad, el segundo párrafo me ha parecido particularmente doloroso.

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  2. ¡Joder! Esto no es lectura para el día de Noche Vieja. Zonas de dolor comunes, que estos días se hacen mucho más patentes...

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  3. Bien, vais compareciendo, uno a uno... El que no se sienta identificado con estas palabras que tire la primera piedra...

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