sábado, 9 de octubre de 2010

Viento del norte


Vivir siempre contra el viento, acompañado por el viento, arropado por su manto de incomodidad, de desacomodo constante, que le impide a uno olvidarse de sí; que lo reduce a uno a su cuerpo azotado dulcemente por el viento, difuminando todo lo demás y permitiendo volver a una inocencia originaria desprovista de objetos, de circunstancias limitadoras, de cadenas... Vivir como un extranjero, incluso -sobre todo- en la ciudad propia, negándose a reconocer lo tantas veces visto, rechazando las raíces que brotan del suelo buscando atarlo a uno a cada paso...

1 comentario:

  1. Aunque más de uno lo consideraría una repetición inadecuada, a mí me gusta el juego contra/acompañado (viento), incomodidad/desacomodo. Eso sí, tres veces viento en las tres primeras líneas son muchas, no?
    En cuanto a la temática, el viento como paradigma de los estados no estáticos es tan vieja como poderosa, y, sin duda, los días ventosos son portadores de cambios de estado de ánimo incontrolables, y, posiblemente, deseables.
    Bs, amigo. Me has hecho disfrutar estos primeros minutos de este martes/domingo, echando de menos vientos (literarios).

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