jueves, 7 de octubre de 2010

Invierno


Al asomarme a la ventana, sentí el frío de otra vida; aquella que podría haber vivido en un ignoto lugar del norte. Intuí un ritmo distinto, un movimiento ensimismado y constante impulsado por el viento en la cara, o colándose por las rendijas de una casa que más que hogar sería refugio. ¿Templaría el frío los caracteres, congelaría los discursos dejando pasar sólo las palabras apropiadas? El desacomodo de una vida así sería mi paradójica forma de acomodo, con el viento y el frío obligando a no bajar la guardia, a vivir siempre resistiendo, a no olvidarse (a no dejarse olvidado) a uno mismo ni por un momento. Ser siempre un yo invernal, lleno de certezas heladas.

1 comentario:

  1. Me gusta tu "mitología del norte" y ya sabes que la comparto. Esta nueva faceta de tus notas me está llegando mucho.

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