jueves, 21 de octubre de 2010

Deseo, 3

Un detalle mínimo, insignificante (unas uñas pintadas, en una mujer que no suele llevarlas así) se constituye en el límite a partir del cual la persona amada cae fuera de tu alcance; una frontera convencional, arbitraria y aun absurda, que el deseo elige para negarse a sí mismo, para darse el incomparable placer de mantener lo deseado a distancia, de renunciar a ello entre suaves reproches, llenos de condescendencia, por la ingenuidad de haberse postulado como aspirante a algo tan evidentemente inalcanzable. ¿Qué se preserva en estas maniobras? ¿Qué incalculable tesoro?

4 comentarios:

  1. Aunque sabes que mi política respecto al deseo es prácticamente la opuesta a la tuya (si deseas superar la tentación, cae en ella), te felicito por esta entrada. Tu visión sobre el deseo me parece realmente personal y original (lo que no sé si es psiquiátricamente recomendable). Tu mirada de escritor me parece cada vez más afinada. No caes en ningún tópico, es tu propia mirada al 100%. A ver si aprendo de ti, yo que no puedo evitar trabajar con esquemas definidos cuando escribo, aunque después me mueva con libertad en ellos. Ya te pasaré mis últimos ejercicios de literatura fantástica...

    Por cierto, el Rebis que te animaba el otro día soy yo con mi otra cuenta de Google ;-D

    ¡Seguimos leyéndonos!

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  2. Gracias por los parabienes. Me queda la insatisfacción de no estar haciendo nada realmente significativo con esa visión que consideras tan personal (para mí es simplemente, a estas alturas de la vida, mi forma de mirar al mundo). De nada sirve tener algo propio que decir si no se dice, ¿no crees? Pero bueno, estoy en ello, y este blog (y sus habitantes ocasionales) me ayuda no poco.

    Estoy deseando leer tus últimos textos, no dudes en enviármelos. Y sí, sabía que el comentario de la otra entrada era tuyo, sé que puedo contar contigo (también) como lector.

    Un abrazo.

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  3. Julio:
    Vuelvo por tu blog para descubrir que el nivel crece. No se si alguna vez serás capaz de escribir una historia donde "pasen cosas", pero estas entradas son conmovedoras y de una calidad literaria incuestionable. La referida al otoño, tan contenida y convincente, es magnífica.
    ¿para cuando publicamos?
    Un abrazo

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  4. Gracias, Leo, temía haber sido demasiado típico y "blandito", me alegro que te guste Otoño. Lo de publicar, el viejo sueño... quién sabe. Lo cierto es que aún no tengo material suficiente, después de tantos años dándole a la tecla, pero qué te voy a contar... Confío en el actual reinado del fragmento en literatura para ayudarme a encontrar mi hueco, pero aún así debo compactar un poco más las cosas, hallarles un plan de fondo que las unifique. En eso estoy.
    Abrazos...

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